Instrumentos Precolombinos.
se utilizaban instrumentos de manera :
- Corporal (Utiliza el cuerpo para emitir sonidos, y es considerado el
PRIMER instrumento musical)
- Viento
- Cuerdas
- Percusión
Entre algunos de los instrumentos indígenas destacados podemos mencionar:Caracoles, Carapachos de Tortuga, Pitos.
- Corporal (Utiliza el cuerpo para emitir sonidos, y es considerado el
PRIMER instrumento musical)
- Viento
- Cuerdas
- Percusión
Entre algunos de los instrumentos indígenas destacados podemos mencionar:Caracoles, Carapachos de Tortuga, Pitos.
La llegada de los españoles trajo consigo nuevos instrumentos musicales.
EPOCA COLONIAL DE ESPAÑA: Guitarra, Tambor, Arpa, Violín, Acordeón, Piano.
MUSICA REPUBLICANA: Banda de los supremos poderes.
una de las mejores orquestas sinfónicas que ha tenido Centroamérica ha sido la Banda de los Supremos Poderes de El Salvador. Fundada en 1841, fue una de las primeras que tuvo el istmo, siendo la antecesora de la actual Orquesta Sinfónica. Su dirección estuvo a cargo de músicos europeos, principalmente alemanes, entre los que podemos mencionar a Emilio Dresner, Richard Hutterauch, Paul Müller, y Carlos Malhman.
Sin embargo, es posible que el mejor director que tuvo la banda halla sido el maestro alemán Don Enrique Drews, quien nació el 31 de Octubre de 1847 en Memel, Prusia Oriental (hoy Klaipeda, Lituania) y asistió al conservatorio de música en Colonia. Estuvo casado con Elena Aschoff, con quien tuvo cinco hijos: Emilia (casada con Angel Guirola), Federico (casado con Ana María Depner), Enrique (quién emigró a Colombia), María (casada con Roberto Alvarez) y Teresa (casada con Ricardo Sagrera Puig).
En 1876 fue llamado por el gobierno salvadoreño, presidido entonces por el Dr. Rafael Zaldívar, para sustituir a Emilio Dresner en calidad de Director de la Banda de los Supremos Poderes. La presencia del Maestro Drews al frente de ella es de gran importancia en la vida cultural de El Salvador, ya que él la reestructuró totalmente, y renovó su repertorio con obras de los más insignes compositores, como Beethoven, Brahms, Wagner, Strauss, y Mozart. Esto motivó a contratar filarmónicos en México, Guatemala y Costa Rica, lo que significó un aumento en el nivel de profesionalismo y eficacia de la banda.
Durante su batuta, los conciertos se llevaban a cabo en los Parques Bolívar y Dueñas (ahora Plaza Barrios y Plaza Libertad), siendo constituido su repertorio, como ya se ha dicho antes, por música clásica y semiclásica. También bajo su conducción, la banda tocaba en los conciertos de maestros líricos como Goré, Meant y Wanrell, en las festividades oficiales, en las recepciones a los más altos dignatarios y diplomáticos, y en casi todos los eventos importantes de la época.
El Maestro Drews también compuso sus propias obras, entre las cuales están “El ferrocarril galopa”, la marcha “La travesía feliz”, compuesta en honor al Dr. Rafael Zaldívar a su regreso de un viaje por Europa, el pasodoble “El Triunfo”, y las marchas militares "El 81" y "Chalchuapa". Sin embargo, su más grande legado fue la orquestación del Himno Nacional, compuesto por Juan José Cañas y Juan Aberle, y estrenado el 15 de Septiembre de 1879 por la Banda de los Supremos Poderes bajo su batuta. Su mérito por ello es muy grande, dado que la orquestación de cualquier pieza es tan importante como su letra y su música, y para poder hacerla se requiere tener un perfecto sentido de la armonía para combinar los diversos tonos de los instrumentos y crear un sonido agradable al oído que mantenga y haga crecer los sentimientos expresados por el autor.
Uno de los momentos más importantes del Maestro Drews al frente de la banda fue en la Exposición Centroamericana de 1898 celebrada en Ciudad de Guatemala durante la administración del General José María Reina Barrios. En ella, la Banda de los Supremos Poderes de El Salvador tuvo una destacada actuación bajo su conducción, ejecutando conciertos para un público exigente con tradición musical desde la época colonial, obteniendo el Gran Premio de la Exposición en la categoría de Bellas Artes. A finales del siglo XIX, los extranjeros que visitaban El Salvador quedaban impresionados de encontrar en un país tan pequeño, un cuerpo orquestral de tan elevada categoría, que contaba con toda la gama de instrumentos, y que estaba compuesto por más de cien miembros.
Su labor al frente de la banda fue ampliamente reconocida en el país. Aparte de las numerosas muestras de agradecimiento que muchas personas le dieron, recibió cuatro medallas de honor al mérito concedidas durante las diferentes administraciones, siendo también distinguido como ciudadano honorario de San Salvador y posteriormente como Salvadoreño Honorario.
Estuvo en su cargo durante 35 años, teniendo una excelente actuación durante todo ese período. Su labor era tan reconocida, que dos veces anunció su retiro y las dos el presidente en turno le pidió que continuara. Fué hasta la tercera vez que el gobierno, con mucho pesar, por fin autorizó su retiro en 1911, y contrató a Carlos Malhman. Al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914, éste regresó a Alemania, por lo que el Maestro Drews tuvo que volver a hacerse cargo de la banda hasta 1915, año en que se retiró definitivamente a causa de su edad, siendo nombrado Director Honorario Vitalicio.
Su trayectoria también ha sido reconocida por varios autores que han abordado el tema de la historia musical en El Salvador o han escrito obras acerca de las personalidades que han dejado huella en el país. Arturo Ambrogi en una de sus crónicas le llama "Papá Drews", y también aparece en “El Libro Azul de El Salvador”, publicado en 1916 durante la administración del Dr. Carlos Meléndez, obra en la cual se nombran a las figuras más destacadas de la sociedad salvadoreña de la época. Su labor ha sido tratada en “Estampas del viejo San Salvador”, de Julio C. Castro; en “Historia sobre el arte de la música en El Salvador”, de Rafael González Sol, quien llega a definir su perído como el momento estelar de la banda; en "Himnología Nacional" de Jorge Lardé y Larín, en el “Diccionario Histórico Enciclopédico de la República de El Salvador” de Miguel Angel García, obra que señala la importancia que tuvo el Maestro y dedica varias páginas a programas de sus conciertos y anécdotas de ellos; y en otras publicaciones sobre el tema. Además ha sido mencionado en diversos artículos sobre la historia y el desarrollo de la música en El Salvador publicados durante las últimas tres décadas en La Prensa Gráfica, El Diario de Hoy y El Diario El Mundo, en los cuales se señala su decisiva importancia para la música en el país.
Después de más de 35 años de entregar su arte en beneficio del público salvadoreño, el Maestro Drews murió el 11 de Febrero de 1916, siendo enterrado en el Cementerio de los Ilustres.
MUSICA MODERNA: Oses.
Es una obra de 1913, que desde el punto de vista del ballet y de la música cambia todo lo que va a ser la historia de estas artes. El estreno, en París, fue un escándalo musical. En la presentación se armó un tumulto entre los que apoyaban la obra de vanguardia —que rompía con las normas tradicionales del ballet y de la música sinfónica— y los que no estaban de acuerdo. Ahora es una obra normal dentro de las orquestas sinfónicas y de las compañías de ballet de todo el mundo
Todo este recorrido nos lleva a la creación de una música que nos identifica. LAS CHANCHONAS.
La Chanchona Es un instrumento rechoncho, grande, de sonidos graves; un instrumento que es imposible que pase desapercibido, es muy querido en la zona oriental de El Salvador, en otras latitudes es conocido como “Tololoche” o “Chicoteado”; es alegre, es tropical y representa una de las expresiones culturales de las comunidades de la zona rural en el oriente de El Salvador, es la “chanchona”.
Los campesinos rebautizaron con ese nombre al bajo acústico, por la corpulenta estructura del instrumento.
Tomás Guevara, cineasta salvadoreño, presenta su documental de 88 minutos “Chanchona: La música en el alma”. Que relata la forma en que una familia de migrantes salvadoreños preserva esta herencia musical en Washington.
“Los Hermanos Lovo”, originarios de las montañas de Morazán en El Salvador, han llevado su tradición musical a su nueva vida como inmigrantes en la costa este de los Estados Unidos. Mientras que en su tierra natal la numerosa familia Lovo continua con esta tradición.
La película muestra como tanto en El Salvador y Estados Unidos, el grupo de “Los Hermanos Lovo” ha recibido reconocimiento más allá de su comunidad de origen por sus genuinas presentaciones de “chanchona”. Se han presentado en eventos como el Festival Nacional de Vida Folclórica del Instituto Smithsonian en Washington D.C. y el Festival Campirano de Radio Chaparrastique en San Miguel.
Además el Instituto Smithsonian, reconocido por preservar las tradiciones musicales autóctonas de diferentes partes del mundo, grabo un disco con la música de los Lovo.
Según Guevara esta película, rodada en El Salvador y en el Área Metropolitana de Washington, Estados Unidos, es la primera investigación documental que se hace sobre este fenómeno musical salvadoreño.
El largometraje cuenta con las memorias de antaño de los actores que han mantenido viva esta tradición popular y las explicaciones de académicos y especialistas estudiosos de este aspecto propio de la cultura de los departamentos de Morazán, San Miguel, La Unión y Usulután.
Jorge Dalton, coordinador de Cine y Audiovisuales en Secretaria de Cultura y cineasta, dice que Guevara “ha venido trabajando en temas que están inmersos en el rescate de la cultura salvadoreña” tanto en El Salvador como de la comunidad salvadoreña en Estados Unidos.
“Tomás es parte del movimiento cinematográfico que se ha venido gestando en el país, un movimiento salvadoreño sobre todo con el genero del documental”, dijo Dalton a la prensa.
También agrega que lo importante de trabajos como el de Guevara es que permite que “los salvadoreños comencemos a ver nuestras propias imágenes” realizadas por salvadoreños.
“Los salvadoreños tenemos ritmos propios y tradiciones propias que debemos de preservar y rescatar, una de las cosas más admirables que se han ido a lejanas tierras como pueden mantener la tradición musical de estos pueblos”, reflexionó.
El principal problema que Guevara tuvo que sortear para finalizar el documental fue el de “los recursos, es la mayor limitante que tenemos, porque son productos de bajos presupuesto”.
El documental esta en la preselección de varios festivales, como el “Latin American Films” del área metropolitana de Washington, “Unión Latina” de Villa Ritz en Francia, festival Ícaro, “2ª Muestra de Cine” en los Ángeles, “Festival de Documentales” de Colombia.
El cineasta salvadoreño radicado en Estados Unidos es pera que en un futuro su documental sea visto “como referente de la cultura salvadoreña, como legado y patrimonio cinematográfico que estamos construyendo”, concluyó. La “chanchona”
La “chanchona” es un instrumento tradicional, es una versión ligeramente más pequeña del contrabajo europeo, respetando lo grande del instrumento para producir sonidos bajos.
Tiene usualmente 4 cuerdas, se toca sin arco y se puntea con los dedos. Por ser un instrumento regional no tiene cabida en la música clásica.
Generalmente está construido de madera de pino para el brazo y caobilla en la caja, a diferencia del contrabajo. El instrumento tiene 4 cuerdas.
En nombre “chanchona” no solo es para referirse al instrumento sino al conjunto musical.
Guevara dice que existe un dilema entre los músicos autóctonos y los comerciales.
“Estos grupos comerciales que utilizan la bandera de ‘chanchona’, los mismos músicos de ‘chanchona’ no los consideran auténticos, primero porque los instrumentos mayoritariamente son eléctricos. Es una bandera que atrae a las personas del oriente”, expresó.
Para que un grupo pueda ser considerado como “chanchona” debe estar formado principalmente por violines, guitarras y “chanchonas”.
LAS CHANCHONAS.
Todo este recorrido nos lleva a la creación de una música que nos identifica. LAS CHANCHONAS.
La Chanchona Es un instrumento rechoncho, grande, de sonidos graves; un instrumento que es imposible que pase desapercibido, es muy querido en la zona oriental de El Salvador, en otras latitudes es conocido como “Tololoche” o “Chicoteado”; es alegre, es tropical y representa una de las expresiones culturales de las comunidades de la zona rural en el oriente de El Salvador, es la “chanchona”.
Los campesinos rebautizaron con ese nombre al bajo acústico, por la corpulenta estructura del instrumento.
Tomás Guevara, cineasta salvadoreño, presenta su documental de 88 minutos “Chanchona: La música en el alma”. Que relata la forma en que una familia de migrantes salvadoreños preserva esta herencia musical en Washington.
“Los Hermanos Lovo”, originarios de las montañas de Morazán en El Salvador, han llevado su tradición musical a su nueva vida como inmigrantes en la costa este de los Estados Unidos. Mientras que en su tierra natal la numerosa familia Lovo continua con esta tradición.
La película muestra como tanto en El Salvador y Estados Unidos, el grupo de “Los Hermanos Lovo” ha recibido reconocimiento más allá de su comunidad de origen por sus genuinas presentaciones de “chanchona”. Se han presentado en eventos como el Festival Nacional de Vida Folclórica del Instituto Smithsonian en Washington D.C. y el Festival Campirano de Radio Chaparrastique en San Miguel.
Además el Instituto Smithsonian, reconocido por preservar las tradiciones musicales autóctonas de diferentes partes del mundo, grabo un disco con la música de los Lovo.
Según Guevara esta película, rodada en El Salvador y en el Área Metropolitana de Washington, Estados Unidos, es la primera investigación documental que se hace sobre este fenómeno musical salvadoreño.
El largometraje cuenta con las memorias de antaño de los actores que han mantenido viva esta tradición popular y las explicaciones de académicos y especialistas estudiosos de este aspecto propio de la cultura de los departamentos de Morazán, San Miguel, La Unión y Usulután.
“Tomás es parte del movimiento cinematográfico que se ha venido gestando en el país, un movimiento salvadoreño sobre todo con el genero del documental”, dijo Dalton a la prensa.
También agrega que lo importante de trabajos como el de Guevara es que permite que “los salvadoreños comencemos a ver nuestras propias imágenes” realizadas por salvadoreños.
“Los salvadoreños tenemos ritmos propios y tradiciones propias que debemos de preservar y rescatar, una de las cosas más admirables que se han ido a lejanas tierras como pueden mantener la tradición musical de estos pueblos”, reflexionó.
El principal problema que Guevara tuvo que sortear para finalizar el documental fue el de “los recursos, es la mayor limitante que tenemos, porque son productos de bajos presupuesto”.
El documental esta en la preselección de varios festivales, como el “Latin American Films” del área metropolitana de Washington, “Unión Latina” de Villa Ritz en Francia, festival Ícaro, “2ª Muestra de Cine” en los Ángeles, “Festival de Documentales” de Colombia.
El cineasta salvadoreño radicado en Estados Unidos es pera que en un futuro su documental sea visto “como referente de la cultura salvadoreña, como legado y patrimonio cinematográfico que estamos construyendo”, concluyó. La “chanchona”
La “chanchona” es un instrumento tradicional, es una versión ligeramente más pequeña del contrabajo europeo, respetando lo grande del instrumento para producir sonidos bajos.
Tiene usualmente 4 cuerdas, se toca sin arco y se puntea con los dedos. Por ser un instrumento regional no tiene cabida en la música clásica.
Generalmente está construido de madera de pino para el brazo y caobilla en la caja, a diferencia del contrabajo. El instrumento tiene 4 cuerdas.
En nombre “chanchona” no solo es para referirse al instrumento sino al conjunto musical.
Guevara dice que existe un dilema entre los músicos autóctonos y los comerciales.
“Estos grupos comerciales que utilizan la bandera de ‘chanchona’, los mismos músicos de ‘chanchona’ no los consideran auténticos, primero porque los instrumentos mayoritariamente son eléctricos. Es una bandera que atrae a las personas del oriente”, expresó.
Para que un grupo pueda ser considerado como “chanchona” debe estar formado principalmente por violines, guitarras y “chanchonas”.
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